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Mañana entrego los últimos trabajos del trimestre universitario y esta semana sólo trabajo el viernes ( si, tengo unos horarios muy particulares...como Papá Noel), así que ya estoy pensando en todo lo que voy a leer estos días.
A Papá Puerco de Terry Pratchett ya recurrí a lo largo de la semana pasada porque necesitaba animarme. Y me animó. ¡Vaya si me animó! Aún habrá quien se pregunte qué le pasaba a aquella señora en el metro que se reía tanto frente a un libro. Para muestra, un botón:
Ahora mismo, estoy volcada en Dickens y sus cuentos de fantasmas, casi todos aparecidos por primera vez en alguna edición navideña de All the Year Around y tan escalofriantes como encantadores.
" -¿Queréis callaros?- ordenó-. ¡Es la Vigilia de los Puercos! No es una época para meterse en discusiones estúpidas, ¿de acuerdo?
- Oh, sí que lo es -dijo el Catedrático de Estudios Indefinidos en tono lúgubre-. Es exactamente una época de discusiones estúpidas. En nuestra familia teníamos suerte de llegar al final de la cena sin una repetición de "Qué lástima que Henry No Se Asociara Con Nuestro Ron". O de " Por qué Nadie Ha EnseñadoA Esos Niños A Usar Un Cuchillo". Ese era otro clásico.
- Oh, las pataletas -dijo Ponder Stibbons.
- Y las pataletas - dijo el Catedrático de Estudios Indefinidos-. No era una Vigilia de los Puercos de verdad si todo el mundo no tenía la vista clavada en paredes distintas.
- Los juegos eran lo peor -dijo Ponder.
- ¿Peor que los niños pegándose entre ellos con sus jugetes, tú crees? No había una Vigilia de los Puercos como es debido sin ruedas y trozos de muñecas rotas por todas partes y sin todo el mundo lloriqueando. Incluyendo asalto y lesiones.
- Teníamos un juego que se llamaba Caza la Zapatilla -dijo Ponder-. Alguien escondía una zapatilla. Luego teníamos que encontrarla. Y después teníamos una pelea.
- No es mala del todo -dijo el conferenciante de Runas Recientes-, o sea, no es una Vigilia de los Puercos mala del todo a menos que todo el mundo lleve puesto un gorro de papel. Siempre hay ese momento, ¿verdad?, en que la horrible tía abuela de alguien se pone un gorro de papel y sonríe a todo el mundo porque está siendo muy bohemia."*
Ahora mismo, estoy volcada en Dickens y sus cuentos de fantasmas, casi todos aparecidos por primera vez en alguna edición navideña de All the Year Around y tan escalofriantes como encantadores.
A Dylan Thomas y a los preciosos dibujos de Pep Montserrat me los reservo para la tarde del día de Navidad, debajo de la mantita. Qué ganas tengo...
Y Vidas y aventuras de Santa Claus irá avanzando a ratitos robados a las celebraciones.
¡Qué plan tan bueno!
- Frank L. Baum, Vida y aventuras de Santa Claus; Valdemar, Madrid, 1999. Trad. de Santiago garcía.
- Charles Dickens, Para leer al anochecer. Historias de fantasmas; Impedimenta, Madrid, 2009. Trad. de Marian Womack y Enrique Gil-Delgado.
- Terry Pratchett, Papá Puerco; DeBols!llo, Barcelona, 2008. Trad. de Javier Calvo.
- Dylan Thomas, La Navidad para un niño en Gales; Nórdica libros, Madrid, 2010. Trad. de Mª José Chuliá.
3 comentarios:
¡Qué buen plan de lectura! Espero que lo disfrutes muchísimo.
Yo hice lo mismo el año pasado, pasar la Navidad en Gales debajo de la mantita no tiene precio ;) Este año cambio Gales por Alemania.
Besos
Cristina, eso espero.
Little Emily, qué bien nos lo montamos algunas. :-)
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