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lunes, 24 de septiembre de 2012

Reentré con o sin subida del IVA.



Las librerías me pueden, ya lo sabéis.
Me gustan los libros porque se leen, pero también me gustan los libros porque son libros: son bonitos, huelen bien, prometen sensaciones sin fin...y ya es más de lo que proporcionan algunas personas.
¿No os gusta el olor a libro nuevo y a lápices de madera que impregna - o debería - la vuelta al cole?
Porque aunque yo ya no vuelva cole alguno, no perdono un lápiz y un libro nuevo.
El lápiz ha sido un HB de rayas amarillas y negras de toda la vida y el libro, El despertar de Kate Chopin.
No lo conocía, pero al leer en la contracubierta que se considera el Madame Bovary americano y que su acción se desarrolla en New Orleans no me lo pienso dos veces. Ya os diré qué tal.
Si queréis leerlo en inglés, Internet Archives os lo ofrece aquí.






También observo feliz que se traducen, editan y reeditan libros de esa larga lista de lecturas deseadas, comentadas en la blogosfera, y que permanecen en latente espera en esa larga lista (material o mental) de libros pendientes. Uno de estos es la muy comentada en estos pagos, La Chaise-Longue Victoriana de Marghanita Laski, conocida entre nosotros por la edición plateada de Persephone Books.
Sobre Marghanita Laski y la elección-flechazo de La Chaise-longue, podeis leer en el blog de Automática Editorial.







Anagrama, por su parte, reedita  Angel de (la otra) Elizabeth Taylor, de quien tanto y tan bien nos habla Cristina. Es una ocasión a no perderse para conocer a esta autora que nos llega tan bien avalada.






Aunque desconocido para mi, este libro atrae mi interés de inmediato: Ático de los libros nos trae Augustus Carp, una sátira desternillante sobre la hipocresía y las buenas intenciones que empiezan, no por uno mismo, sino por cualquier otro, a cargo de la pluma del médico de Jorge VI.
La hojeada que le doy lo envía directamente a la lista de "pendientes".






Y justo ahora estoy terminando Crónicas de Nueva York, un recopilatorio de viñetas sobre la vida de dicha ciudad aparecidas en New Yorker que hay que leer y saborear a traguitos para apreciar todos los matices y el rastro de sabor en la mente,  me llama mucho la atención el nuevo volumen de Maeve Brennan que nos presenta Alfabia: Las fuentes del afecto
En este caso, los relatos nos acompañan por Dublín, escenario de la infancia de la autora y una de mis ciudades favoritas. Así que, como comprenderéis, a la lista va.
El que si he comprado durante mi visita a la Fira del Llibre d'Ocasió (y qué fácil ha sido escoger sólo uno: o escogí un mal día para visitar la feria o la oferta de este año no proporciona muchas alegrías) ha sido, La musa rebelde de Elizabeth Hickey, una novela sobre Jane Burden, surgida de los barrios pobres de Oxford para poner en jaque a Dante Gabriel Rossetti y William Morris. Veremos qué tal...





Suerte con vuestra reentré y ¡Feliz vuelta al cole!


lunes, 17 de septiembre de 2012

Estrella del Alba.


Lucifer o Venus.
O lo mismo da.





Acabo de leer esta preciosa ficción sobre la vuelta a Oxford, tras la I Guerra Mundial, de 
T.E. Lawrence, Robert Graves, J.R.R. Tolkien y C.S. Lewis... comprenderéis que con semejante reclamo no pudiera resistirme.

Copio de la página de Acuarela Libros:



Oxford, 1919. El primer conflicto mundial acaba de terminar y un grupo de jóvenes veteranos regresa a los estudios universitarios.
Las sombras de los compañeros muertos llenan sus noches y la vida académica no tiene respuestas que ofrecer para el horror vivido en el frente.
De un día para otro, la austera calma de los colleges se ve turbada por la llegada de T. E. Lawrence, el legendario «Lawrence de Arabia».
Dejando atrás Oxford como arqueólogo y convertido en inspirador de la revuelta árabe contra los turcos, el hombre de acción ahora tiene una nueva tarea: escribir las memorias de la propia hazaña.
Mientras los recuerdos toman vida, la saga de «Lord Dinamita» se alterna con las vicisitudes de tres supervivientes de la matanza.
John Ronald Reuel Tolkien, filólogo y escritor de cuentos.
Clive Staples Lewis, estudiante de letras que de la guerra recibió gratuitamente una doble vida.
Robert Graves, poeta que intenta en vano liberar los propios versos de la pesadilla de las trincheras.
Conocer a Lawrence cambiará para siempre sus vidas, obligando a cada uno a confrontarse con los propios fantasmas y será el origen de nuevas historias memorables.





Y es que la guerra (¡y qué guerra la suya!) lo cambia todo, cuanto más a nosotros, pobres humanos, tan maleables.
No debió ser fácil volver al cerrado mundo de Oxford tras verse obligados a abrirse a la muerte en las trincheras. Quizá la escritura representase su única tabla de salvación o tal vez ya estaban destinados a ella.
De cualquier modo, duele contemplar como estos personajes, después de ser arrancados de sus apacibles existencias, vuelven del infierno y prueban a reintegrarse en ese patio de juegos casi infantil que rodea los protectores muros de la Universidad.


Todo y más, aquí

domingo, 9 de septiembre de 2012

Y, finalmente, Brujas.

Vistas variadas del canal

Tiendas Navideñas, una de las bazas de Brujas.




Poco os puedo decir sobre Brujas.
De entrada parece un poco El Poble Espanyol con tanta casa monumental encerrada entre muros y agua, tan aparentemente ajena a la vida real, tan llena de turistas...
Si os quedáis a dormir intramuros podréis observar la curiosa migración del visitante: mucha gente opta por ir a pasar el día a la ciudad (las cortas distancias y una buena red de ferrocarriles hacen sencillo trasladarse a cualquier parte desde bruselas, por ejemplo) y si te acercas a la Plaza Mayor ( Markt, aquí una webcam) a eso de las diez verás a las hordas turísticas acercarse desde las calles más cercanas a la estación. De la misma manera, llegadas las 7 de la tarde, se retiran hacia sus ciudades lanzadera dejando Brujas sumidas en la paz del crepúsculo.
Y es entonces cuando la ciudad muestra su lado cotidiano. Ves a sus habitantes ir de copas, de conciertos, pasear...y te das cuenta de que, a pesar de su apariencia de aislamiento, la ciudad está muy viva.
Y es, desde luego, muy hermosa.
Recomiendo pasear por sus calles sin más mapa que el perímetro que marca el canal.
Así, además de ver espacios tan increíbles como la Basílica de la Santa Sangre (Heilig Bloedbasiliek) y su preciosa y colorida restauración decimonónica (previo pago y cola, también se puede contemplar unas gotas de la sangre de Cristo) o el Gruuthusemuseum (un edificio del siglo XV con objetos antiguos de uso cotidiano, desde moldes para gofres a gafas del XIX y una capilla privada que otorga unas vistas excepcionales de la vecina iglesia de Nuestra Señora), podréis descubrir que, para lo pequeña que es, la ciudad cuenta con un más que considerable número de tiendas de Navidad y disfrutar de miles de rincones preciosos.







domingo, 2 de septiembre de 2012

En Gante.

Por las calles del Patershol



Cometimos el error de programar un solo día en Gante. Porque es pequeña, porque es una ciudad universitaria, por lo que fuere. 
Y es que la ciudad, pequeña, universitaria y todo, bien merecía algún día más porque pasearla es un placer.
Bajo un cielo encapotado, muestra la belleza de sus calles y canales.






En Gante se entremezclan más las zonas históricas, monumentales, comerciales y vitales, lo que la hace muy amena y entretenida. Lo mismo miras ropa, que compras Compeed Ampollas que visitas el Belfort o la Catedral de San Bavón y ver La adoración del cordero místico de van Eyck. 
Igual averiguas quién fue San Bavón, como te tomas unas cervezas, unos mejillones o un gofre,  disfrutas del panorama desde el Puente de San Miguel o de las callejuelas del Patershol,  tomas un barco en los muelles de Graslei (muelle de las Hierbas) o Korenlei ( muelle del Grano) o visitas el Castillo de los Condes de Flandes.
Así que a pasear y cuidado con los tranvías que acometen a traición.


El Belfort.


Los muelles de Graslei y Korenlei