Un accidente doméstico me mantiene dolorida y en reposo. No salgo de casa porque vivo en un 5º sin ascensor, así que tengo mucho tiempo para mi.
Por un lado, leo un libro muy gordo (
Nueva York de Edward Rutherford ) y veo mini-series
ad hoc, como John Adams o Dioses y generales ( gracias desde aquí, de nuevo, a
Elena por su post sobre la Biblioteca del Congreso ). Por otro, miro a las musarañas y pienso en tonterías, como por ejemplo, cómo sería vivir en una vicaría.
En realidad, no sé exactamente a qué se dedica un vicario ( a parte de a pretender casarse con primas desheredadas ) ni si una vicaría ha de responder a algún tipo de requisito especial, pero me imagino que vivir en una debe ser algo así:
La vida en la vicaría es simple y sencilla pero exigente.
Los días empiezan temprano pero, como a la mujer del vicario de le supone casera y ocupada, no se requiere su presencia fuera del hogar hasta bien entrada la mañana...esos si, que nadie sepa que duermes hasta tarde.
Para poder disfrutar de la vida hogareña es imprescindible disponer del servicio adecuado, lo más huraño posible, para que no vayan por ahí aireando a qué dedicas realmente ese tiempo que todo el mundo supone que empleas en cocinar, limpiar y hacerle a tu digno esposo la vida más agradable. Es mejor que nadie que los libros que lees no están a la vista de cualquiera, que no sabes cocinar en absoluto y que desconoces cual es el extremo correcto para remojar una fregona.
Un servicio huraño y extranjero será lo mejor: aunque van a ser culpados de cualquier suceso que se salga de lo normal en la aburrida vida del pueblo y alrededores, también serán los sospechosos de cualquier extravagancia que pueda intuirse en tu hogar. para vivir en una vicaría es, como mínimo imprescindible, hacerse con un mayordomo hindú y una doncella francesa.
También es aconsejable tener alguna caritativa obligación que nos lleve a Londres ( claro ) al menos una vez por semana. Una obligación cuanto más tediosa mejor, porque si es por algún tipo de placer -por inocente que sea- será tachado inmediatamente de frivolidad y fuertemente criticado tanto desplazamiento inútil.
Por seguridad y en aras de una vida lo más pacífica posible, es sumamente necesario llevar la agenda al día con precisión militar: si se ha prometido hacer una visita, participar en algún comité o formar parte de un jurado, el cumplimiento de la palabra dada es obligatorio. Si se recurre a lo que nos pueda parecer una excusa lo suficientemente sólida como para no aceptar una invitación, hay que mantenerse fiel al plan y controlar que no se nos pille en un renuncio...por lo que seríamos terriblemente criticadas, castigadas y recordadas.
Por lo mismo, hay que dejarse ver a menudo. Pasea inocentemente, ve a la compra, aficiónate a la pintura de paisajes o a la jardinería...permanece a la vista. Así, un tobillo torcido no pasará de ahí y todo el pueblo colaborará en tu pronta recuperación...pero si nadie lo ve, tu tobillo torcido pronto será una pierna rota, gangrenada, amputada, sustituida por una de madera. Asume que eres objeto de atención y que, además, nunca serás lo suficientemente buena para tu marido, que él no es lo suficientemente bueno para el pueblo y que, ergo, tu pareces mala para el pueblo. Cuida de que el pueblo no sea malo para ti. O para tu matrimonio.
Si crees que no te importa el chismorreo, ten en cuenta que al vicario le importa mucho. Si no por el valor intrínseco del rumor, por su capacidad informativa o por su trayectoria, será por su poder tedioso y repetitivo sobre la paz cotidiana. No creas que soportará estoicamente que todo el mundo le venga con comentarios sobre ti.
Olvida el fox-trot y las novelas de misterio. Olvida conducir tú misma el coche. No fumes, no vistas con imaginación, no cultives plantas demasiado llamativas, no hables con caballeros de menos de 100 años.
Olvida ir al teatro o a restaurantes. No olvides saludar a tus vecinos con alegría, pero no con demasiada alegría. Sé simpática pero no en exceso. Atenta, pero no metomentodo. Educada, pero no más que ellos. Hermosa, pero no más que ellas...
Si se comete un asesinato en la zona, adquiere una actitud sospechosa. Si se produce un accidente, muéstrate compungida. Si hay un bingo de caridad pierde de un modo decoroso y si hay una rifa de solteros, puja por tu propio esposo. Y, sobre todo, lee siempre al doctor Johnson cuando estés a la vista de tus vecinos.
Leyendo más sobre vicarías: