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miércoles, 8 de abril de 2009

Rachel y Boo.

Semana Santa…tanta imaginería me pone las pilas. Aunque mis reflexiones vayan por sendas misteriosas. Pienso en los ángeles, tan rubios, tan severos ( sobre todo los arcángeles…¡menudo carácter!), tan níveos, tan ausentes.
Y pienso en otro tipo de ángeles, tan extraños, tan cercanos, tan poco angélicos.
Dos de estos estrafalarios ángeles me vienen a la mente en estos días: Boo Radley y la señorita Rachel Cooper. Ambos en blanco y negro, ambos defendiendo una parcela de la inocencia que no debería verse amenazada nunca.

Boo Radley es retrasado, es un ogro que vive en un sótano, es un fantasma, es un asesino y es un ángel de la guarda. Pesadilla de gótico sureño, Boo obsequia a los niños de Matar a un Ruiseñor con pequeños detalles, regalitos de urraca, que esconde en el tronco muerto de un árbol, hasta regalarles, en un acto de justicia poética, la vida del pequeño Jem…para luego volver en silencio a su misterioso retiro.



Por su parte, la señorita Cooper acoge bajo sus alas protectoras a los niños perdidos de la Gran Depresión. Hambrientos, desorientados, perseguidos por el mal más profundo…los caminos del señor son inescrutables. El predicador persigue, la viejecita armada, defiende a los inocentes en La noche del cazador.
Como antídoto al dolor estático de la Semana Santa, lean o miren. Busquen a su alrededor ese ángel de la guarda oculto entre las sombra y denles las gracias por su vigilia. Dejen una hermosa brillante manzana en su porche.

1 comentario:

Luciana dijo...

Hace tanto que vi esta película que es una buena alternativa para esta semana. Saludos.