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martes, 9 de junio de 2009

Escenarios grandes y pequeños

El ser humano es, cuando menos, curioso.

Cuando somos niños nos morimos de ganas de hacer "cosas de mayores" y nos ponemos los zapatos de mamá y el batín de papá, jugamos a que trabajamos y queremos ayudar en casa.

Cuando crecemos, daríamos media vida por volver a ser niños, por volver a sentir y a divertirnos, a disfrutar con la fuerza y la capacidad de la infancia.

Y a veces no se puede, pero a veces si.




Uno puede divertirse como un enano en un concierto energético...no sé...como de AC/DC, que se ecuche desde barrios de distancia y donde, a pesar de cojeras, saltar como un botarate, cantar a voz en cuello y reirse sin más motivo que un cincuentón vestido de colegial.
Endorfinas adolescentes que te devuelven a la edad del pavo.
Al pre-pavo te lleva Coraline.
Ya te coje la risa tonta cuando ves a tus acompañantes con las gafas 3-D. Pero la función no ha hecho más que empezar.





Aunque Coraline no es uno de mis libros favoritos de Neil Gaiman, hay que reconocer que bajo la batuta de Henry Selick gana muchísimo. No hay ojos para tantos preciosos detalles.
Para niños con ganas de dormir tapados, con las puertas del armario bien cerradas y una luz encendida.
Y esto fue sólo el inicio de una doble sesión de marionetas que compartí con Toronto y con mi santo.
Después del cine nos fuimos al teatro. ¡Qué cultos!




Toronto nos avisó de que en La Puntual ( el teatro más pequeño de Barcelona, dedicado al teatro de títeres ) se estaba representando una obra venida de Méjico sobre el Día de los Muertos ( que ya sabeis que por estos lares lo celebramos mucho).
Allí, sentaditos en nuestros banquitos de madera, nos reimos con las penurias del pobre Procopio, que no sabe que se ha muerto y ha de superar 8 pruebas ( como 8 círculos dantescos ) para llegar al cielo que le corresponde.




Una tarde maravillosa rematada con helado. De dos bolas.





4 comentarios:

Cristina dijo...

¡Cómo te cunde! Qué de cosas chulas.

Julián Rodríguez dijo...

Con "Coraline" me ha pasado algo extraño. Lo tiene todo para robarme el corazón, pero no lo hizo. Siempre tenía la sensación de que le faltaba algo. Quizás la música en las escenas de acción era demasiado abstracta, no sé. Y esa falsa mamá de ojos de botón merecía más ternura. La niña una redicha de cuidado, y los personajes secundarios como siempre lo mejor. Esas "hermanas Gildas" con sus perros-ángeles disecados y sus tetas superlativas se merecían un monumento...

Toronto dijo...

Totalmente de acuerdo con el Sr. Lobo sobre los secundarios de Coraline, me encantaron, también más que la protagonista. Pero en conjunto la película sí me gustó mucho. Y luego, después de tanta técnica y 3D, las marionetas mejicanas fueron el contrapunto y el broche final de lujo a una tarde titiritera! Por simpáticos, divertidos (ese luchador lagartijo!) y todo tan cerca, fue muy entrañable!Ándele! Viva México!

Samedimanche dijo...

Si, señor: Viva Méjico!
Cristina: cundió porque fueron mis dos días de fiesta. El domingo de concierto y el lunes de marionetas.