Haciendo maletas...

Un día de estos os enseñaré una foto de mi maleta habitual, un arrebato kitsch que tuve en New Orleans y que, probablemente, salvé de los estragos del tristemente recordado Katrina.

Mientras, os dejo unas fotos de la que es mi forma preferida de llevar el equipaje: la Gladstone Bag.

La Gladstone es una maleta de cuero duro, generalmente dotada de elementos de amarre, construida sobre una estructura rígida que le permite abrirse en dos partes iguales y ofrecer un fondo asombroso. A los personajes cinematográficos que viajan en diligencia les gusta mucho también. Son un clásico del atrezzo decimonónico.

La Gladstone debe su nombre a la admiración que su creador, J.G. Beard, sentía por W. E. Gladstone (1809 - 1898) elegido cuatro veces primer ministro inglés, precedido y seguido por el - mucho más famoso - Disraeli.

Todo sobre la bolsa, aquí.

Voy a ver que me llevo en la maleta...

Atascada...

Hay temporadas en que una mira a su alrededor y comprueba que no hay nada que le interese: un páramo intelectual y sentimental.

Otras, una se ve superada por los estímulos y las posibilidades y es igual de angustioso.

Y otras, bastan dos lecturas que se disputen tu tiempo para provocar una auténtica parálisis existencial.

Entre Londres insólita y secreta ( de Rachel Howard y Bill Nash, editada por Jonglez ) y En manos del diablo de Anne-Marie Garat ( La otra orilla ), me tienen secuestrada en casa, con los ojos cansados y el cuello deshecho.

La muy interesante guía de Londres me grita que el viaje está a la vuelta de la esquina... pero la Garat me tiene fascinada: corren los primeros meses de 1914, hay una joven que pierde a su prometido en un país lejano y, intentando descifrar sus últimos días, acaba de institutriz de una niña huérfana de madre, con un padre científico y huraño que ignora a la niña... hay casa de campo y madre difunta, unos personajes fascinantes, secretos de familia y de estado, misteriosos parajes remotos y cercanos, aventuras y mucho espíritu novelesco...

pero, caundo parecía que nada podría sacarme de mi círculo lector, mi querida Marta me descubre este blog:

Por siempre orgullo y prejuicio.

¡¡Está TO-DO!!

¡Qué stressss!

Viva el Tweed!!

Pero que nadie se lo ponga en días como estos si valora en algo su vida.

Eso si, un picnic o un croquet en el lado umbrío del jardín, vale.

Si os apetece, no podéis perderos las propuestas de San francisco Tweed, página que descubrió la siempre al día Natàlia.