Este año no me he prodigado mucho por BCNegra. El frío mató mi curiosidad ( ya sabéis que cuando la manta me mira con ojitos tiernos...). Pero al que no me hubiese perdido por nada del mundo, aún con tiempo siberiano, fue a John Connolly. Aunque ya coincidí con él en otra gloriosa ocasión ( cuando vino a Barcelona - gracias, Tusquets, por traerle tanto por estos lares... imagino que mal no debe pasarlo, cuando repite con facilidad- a presentar, creo,
El camino blanco ), acudiré al reclamo de su presencia ...hasta que me harte de oír siempre lo mismo. Lo bueno es que siempre añade algo nuevo y se explica el hombre con mucha gracia ( una representante de
Bromera, la editorial que ahora lo edita en catalán, nos confesaba que era el autor más encantador de su catálogo ).
¿Y qué es lo que suelta por esa boquita de autor sangriento?
De entrada, recomendó por activa y por pasiva a
Ross Mcdonald* , poniéndolo por encima incluso de
Chandler, tanto como criticó a Dan Brown ( un libro vale, por curiosidad, pero ¿repetir? Es pagar por que te tomen el pelo... en esto opinamos lo mismo ).
Aquí está el bueno de John haciendo feliz a otro lector. Yo no he visto escritor igual: se presentaba y daba la mano a cada uno de los lectores que nos plantamos pidiendo una firma de libro, daba las gracias y bromeaba. Siempre con una sonrisa en los labios. Un encanto de mente peligrosa.
La alabanza a Mcdonald vino dada por su consideración hacia los personajes de las familias de las víctimas, interesándose por la gente y , sobre todo , por los muertos, aquellos cuya voz se diluye en su propia ausencia. Y si algo caracteriza a su personaje de Charlie Parker es , precisamente, esa empatía, esa capacidad de ponerse en la piel de los otros ( vivos o muertos). "Charlie es patológicamente empático porque ha sufrido todo lo humanamente posible", aclaraba su creador, quien considera el mal, precisamente, como la incapacidad de empatizar, de sentir el dolor de los demás.
También nos habló sobre novela negra y su ambigua situación bajo ese epítome. De entrada, defendió que la novela negra debe estar tan bien escrita como cualquier otra rama de la literatura, por lo que admite sin problemas, todo tipo de estilos y características y nos recordó, también, lo conservadora que suele ser:
"El origen de la novela negra es el positivismo científico puesto que la racionalidad puede descifrar el mundo, descifrar un misterio, por lo que lo sobrenatural no tiene cabida. Pero tanto el terror como la novela negra quieren conocer aquello que atormenta al ser humano".
" Dejé Irlanda para huir de aquello sobre lo que se suponía que tenía que escribir como escritor irlandés, pero el bagaje de la tradición gótica está ahí ( Mathurin, Stoker, incluso Wilde)".
Con todo, defendió su postura entre aquello que le sucede al difunto antes y después del deceso, de su voluntad de justicia, de dejar los cabos atados.
" En la vida real el criminal se marcha. Y yo no podría escribir una novela en la que el asesino se salve. Busco consuelo en mis libros y las novelas se transforman en una especie de terapia. Puedo cambiar el mundo a través de Charlie Parker".
"A las novelas les pedimos, uno, que nos entretengan y , dos, que contengan una verdad esencial. No queremos que los personajes pasen sin dejar rastro: en la novela negra el personaje pesa tanto como el argumento".
De ahí que el lector sufra tanto la normalidad como la paranormalidad en las novelas del detective Parker:
"Nosotros creamos nuestros fantasmas. Los de Charlie son representaciones de sus preocupaciones internas y personales".
¡Pobre Charlie, qué no le quedará que pasar!
* A no perderse la estupenda edición de
Expediente Archer que acaba de editar Mondadori. Ni una revisión de
"Harper, detective privado", basado en las historias de Archer y protagonizado por un Paul Newman que tenía los ojos azules aún en las películas en blanco y negro.