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lunes, 28 de marzo de 2011

Mientras tanto, en Londres...



Hace ya un tiempo que Cristina comentaba Good Evening Mrs. Craven de Mollie Panter-Downes...y sólo por eso vino en la maleta saturada de nuestro último viaje a Londres.
La primera ojeada que le eché entonces ya prometía ( por lo que hace poco, con mi último pedido a Persephone Books, encargué Minnie's Room como regalo para una amiga que confirma que le gustó) pero no encontré el momento de ponerme en serio con él hasta ahora.
Tanto nazi y tanta tontería me tenía sobresaturada de maldad.



Esta imagen serviría también para ilustrar a la Tía Mame acogiendo a niños ingleses evacuados.
Gran momento humorístico a no perderse.



Con este libro la Segunda Guerra Mundial se ve desde un ángulo humano, cotidiano. No hay batallas, ni grandes acontecimientos. Pero cualquier pequeño detalle hace de cada experiencia una visión única de la guerra.
Acoger evacuados, buscar un lugar seguro donde evitar los ataques aéreos, cargar con la máscara anti-gas por todas partes, averiguar si los soldados griegos usan pijama, organizar grupos de costura para ayudar a los combatientes, salvar una charla políticamente tensa...
En comparación, parece que cada uno de estos relatos íntimos tengan poco que decir...pero es sorprendente lo hondo que calan. Si tienen una virtud, es la de ponerte en situación: me veo huyendo al campo y dejando mis libros bajo fantasmales sábanas protectoras mientras mi santo se alista en la Marina (menudo es él ) mientras yo me dedico a tejer calcetines para nuestros valientes soldados.






En definitiva, una lectura deliciosa.




martes, 22 de marzo de 2011

Patrañas




Que los nazis no estaban bien de la cabeza no es algo que acabe de descubrir. Pero que algunos nazis estuviesen TAN mal de la cabeza...
Ya lo decía Goebbels: "Una mentira repetida constantemente acaba convirtiéndose en verdad". O en algo parecido.
Hace unos días, la revista Historia y vida me sorprendía muy gratamente al ofrecer por unos módicos eurillos, un libro que hacía tiempo corría por mi lista de deseados: El plan maestro, de Heather Pringle, que en seguida me puse a leer.
Aún no sé si reír o llorar...Casi que optaré por reír.
Resulta que Heinrich Himmler ( abajo, en la foto...aunque aún no tengo claro si no es Baldrich de The Blackadder ) un mocetón ario ( o así debía verse él ), larguirucho, de cabeza desproporcionada, miope, con manos pequeñas ( "una musaraña medio muerta de hambre", tal y como le describió - a sus espaldas, suponemos - con mucho tino uno de sus secuaces ), estaba convencido de la superioridad de la raza aria, bajada del cielo para habitar en la Atlántida, colonizadora del mundo, portadora de cultura y echada a perder por el mestizaje y la capacidad corruptora de los linajes menores.





Arribista, oportunista y astuto, no sólo fundó las SS y coreografió el Holocausto a ritmo de Nibelungos... sino que entre medias tubo tiempo de fundar la Ahnenerbe, ampliarla, organizarla y poblarla de chalados y pseudocientíficos poco escrupulosos.
Mediante esta entidad, Himmler dotó a la Alemania nazi de unos orígenes, poderes, mitología  y grandeza que justificase cualquier desvarío etnocéntrico, invasión, guerra o exterminio.
La Ahnenerbe envió expediciones a Finlandia, a Francia, al Tíbet, a donde fuese, a buscar ¡¡y encontrar!! pruebas de su particular visión de la historia.
Un tanto al margen de Hitler, quien consideraba todo esto una sarta de insensateces, Himmler se rodeó de lo más florido de las casas de reposo y las universidades pangermánicas decidido a sacarse de la manga - y, lo que es mejor, recuperar y expandir - un pasado ario que pasaba por la magia, la religión, el rito y la mentira más descarada.
Lo increíble es la cantidad de gente que se lo creyó, pertrechados con su oído selectivo, y se apuntó al cotarro.
Tremendo. Aún me estremezco entre la risa y el llanto.

***

Los vídeos de las expediciones nazis, aquí.


jueves, 3 de marzo de 2011

Mitos re-visitados desde el sofá.

Gracias a Dios por el cine y la televisión y por que hay mundo más allá de American Pie y Sálvame (por poner dos ejemplos ). La lectura es maravillosa, pero los libros necesitan tiempo, mucho tiempo. Películas y series ( salvo excepciones, ojo ) requieren muchas menos horas y estas pueden pasarse, casi íntegramente, con los brazos bajo la manta y ésta subida hasta la nariz y con la luz apagada.
Últimamente he visitado a viejos amigos desde la placidez del sofá en penumbra con resultados altamente satisfactorios.
Desde nuestra visita a Londres del año pasado, tenía pendiente de ver Sherlock, la última adaptación de la BBC de algunas de las peripecias del genial detective consultor ( y, en este caso, del no menos interesante Doctor Watson ).



Sherlock ( Benedict Cumberbatch ) y Watson ( Martin Freeman ) a ñas puertas de 221b de Baker Street.


Es fabuloso comprobar que Holmes continúa tan vivo en el mundo actual, tan adaptable y tan particular, enganchado a los parches de nicotina y aferrado a su smart phone.
En el blog de Watson ( hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad...) podemos leerlo todo sobre los casos de primera mano.
Y, a partir del próximo domingo por la noche, disfrutar de la serie en el 3XL.



Policía y estudiosos ante una nueva aparición de Jack el Destripador.

Otro viejo conocido tan especialito como Holmes es Jack el Destripador, que vuelve a campar a sus anchas por Whitechapel, gracias a la producción homónima de ITV.
Fue Little Emily quien, hace ya un tiempo, recomendaba esta serie y tenía toda la razón.
Whitechapel, como Sherlock, es corta y efectiva. Tres episodios trepidantes y misteriosos ( a los que ya podemos añadir otros tres que aún no he visto, pero que ya están al caer), oscuros y muy, muy, interesantes.
Aquí os dejo unas imágenes para ir abriendo boca.