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miércoles, 28 de enero de 2009

Chiquita pero matona.

Hace ya algún tiempo, Toronto nos hablaba de Chiquita de Antonio Orlando Rodríguez. Luego me lo dejó. Y desde aquí quiero darle las gracias: me lo he pasado genial.

Al contrario que a mi colega, el tono "conversacional", tan informal, tan fluído, me ha parecido un gran acierto. Mientras La verdadera historia del hombre elefante se presentaba como un estudio distanciado y su tono formal era lo más adecuado, en este libro el gran peso de la fantasía justifica un narrador tan despistado y puñetero como Cándido Olazábal.

Y es que, tras un trabajo impecable de documentación por parte del autor, asoma la sonrisa burlona de la fantasía: una mezcla perfecta de conocimiento e invención.







Pero, excusas literarias aparte, Chiquita ( en la fotografía de arriba ), una mujer fuerte y decidida, nos abre las puertas a un mundo en el que los márgenes de la normalidad son amplios y generosos - aquí, ni el circo es circo ni el freak es freak - y como una Forrest Gump del cabaré hace desfilar ante nuestros ojos a lo más granado del espectáculo ( público y/ o privado ) de la época: Sarah Bernhart, la Bella Otero, el pequeño Tom Thumb, reyes, zares, adivinos, soldados...

Con Chiquita apreciamos el mundo de los "liliputienses" y de las excepciones de la naturaleza, el universo de las "ferias universales" que ponían el mundo a disposición del público * , la influencia de las cocottes francesas... Varios mundos caben entorno a un personaje tan pequeño como Espiridiona Cenda.





La pequeña Pauline Muster, holandesa y acróbata. El "gorrión holandés" falleció a los 19 años, recién llegada a Nueva York.Medía 43.18 cms.




Lucía Zárate, mejicana de 48.26 cms que cosechó grandes éxitos a lo largo de sus giras americanas y europeas. Murió congelada en un tren en 1890.



* Otro libro muy interesante ambientado en la Feria Universal de Chicago ( que abrió sus puertas en 1893 ) es El diablo en la ciudad blanca ( Lumen ), que alterna las visicitudes de un proyecto arquitectónico de semejante embergadura y el nacimiento americano del asesino en serie de la mano de H.H. Holmes ( recordadme que os hable de él...tremendo! ). Un libro muy, muy recomendable.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace poco vino en el suplemento de El País un reportaje sobre este tema. Muy curioso.

La Abutrí de Getafe dijo...

Solo hay que ver la mala ostia que nos caracteriza a las "chiquitas" y en nuestro grupo hay unas cuantas!!.

Anónimo dijo...

Excelente comentario sobre CHIQUITA, la novela de Antonio Orlando Rodriguez. La forma en que se consigue armonizar el estilo coloquial con la recreacion de espacios y lugares historicos de Cuba, Estados Unidos y Francia es admirable. Me encanto la irreverencia de este libro, su juego con el absurdo y el humor y su original manera de usar a un personaje singular para recrear una epoca no menos singular.
Aprovecho para felicitar al autor de la nota sobre Delmonico's, el legendario restaurant de Manhattan. Qué nota tan bien escrita y documentada! Da gusto leer cosas como esa.

Toronto dijo...

Ei, Samedí! De nada! Al final, aunque me reitero (que pesado!) en que no simpaticé con el sentido del humor del narrador… sí da gusto leer la increíble historia de Chiquita! Y da gusto también que novelas como esta rescaten y den a conocer personajes de ese calibre y retraten con todo lujo de detalles su entorno artístico! Mi próxima lectura por esos mundos será “Yo, Fatty”, novela de Jerry Stahlm (Anagrama) sobre el actor Roscoe Arbuckle que triunfó en el cine cómico mudo de pricipios del siglo XX... el cine cómico que acabó precisamente con el reinado de las barracas de feria y el vaudeville dónde triunfó Chiquita. Ya le contaré!