He tenido que dejar pasar unos días para que se me borrara la sonrisa cada vez que veía una patata, un libro, un sobre ( aunque fuese una carta del banco )…Ahora sonrío por dentro y ya no parezco tan imbécil.
Aquellos que no leen habitualmente, que no disfrutan hasta con el olor de un libro, no podrán entender lo que se siente cuando una novela te provoca un estado de levitación feliz ( tampoco cuando te hunde en la más oscura de las miserias). Vosotros si.
Después de lo dicho por Cristina, poco me queda que añadir sobre el libro, pero si puedo hablaros de lo bien que me ha sentado. Me pasó lo mismo con Un Abril encantado de Elizabeth von Arnim, con Persuasión de Jane Austen o con David Copperfield de Dickens: quieres ser su autor y quieres ser sus personajes; quieres vivir en sus casas y tener sus vecinos; compartir amigos y peripecias…y, en cierta manera, lo logran. Los habitantes de ese Guernsey imaginario tienen muchísima más entidad que cualquier personaje real de mi escalera.
Asidua a un par de clubs de lectura, se lo muy divertidos e interesantes que pueden resultar, lo bien que van para hacer o reanudar amistades, para poner gente en contacto, para compartir anécdotas ( en La Sartén Literaria ya hemos adoptado unos cuantos personajes, alguna coja, algún médico…), para crearlas. En fin, no perdáis el tiempo leyéndome a mí. Leedlas a ellas.
Aquellos que no leen habitualmente, que no disfrutan hasta con el olor de un libro, no podrán entender lo que se siente cuando una novela te provoca un estado de levitación feliz ( tampoco cuando te hunde en la más oscura de las miserias). Vosotros si.
Después de lo dicho por Cristina, poco me queda que añadir sobre el libro, pero si puedo hablaros de lo bien que me ha sentado. Me pasó lo mismo con Un Abril encantado de Elizabeth von Arnim, con Persuasión de Jane Austen o con David Copperfield de Dickens: quieres ser su autor y quieres ser sus personajes; quieres vivir en sus casas y tener sus vecinos; compartir amigos y peripecias…y, en cierta manera, lo logran. Los habitantes de ese Guernsey imaginario tienen muchísima más entidad que cualquier personaje real de mi escalera.
Asidua a un par de clubs de lectura, se lo muy divertidos e interesantes que pueden resultar, lo bien que van para hacer o reanudar amistades, para poner gente en contacto, para compartir anécdotas ( en La Sartén Literaria ya hemos adoptado unos cuantos personajes, alguna coja, algún médico…), para crearlas. En fin, no perdáis el tiempo leyéndome a mí. Leedlas a ellas.
Yo seguiré con mis lecturas bélicas. Acabo de recibir Day, de A.L. Kennedy, la historia de un excombatiente de la II Guerra Mundial.
6 comentarios:
Bueno, que alguien lo proponga en La Sartén, entonces.... Aunque tengo mis reservas sobre este libro, esperaré a opinar a leerlo (como debe ser). Ese tipo de márketing de "libro para amantes de los libros" me deja un poco fría a veces. Sin embargo, conociéndola, Samedimanche, me lanzaré a él para, como mínimo, poderlo comentar con usted.
Esa sensación la conozco bien. No suceden a menudo, pero cuando pasa, quieres releer el libro, para intentar pertenecer un poco a él.
Qué bonita entrada. Me identifico totalmente con lo de la sonrisa tonta. ¿Y no te dieron ganas de reservar las vacaciones en Guernsey?
Insonrible: lo bueno de este libro es que no es márketing de libro para amantes de los libros. Yo creo que no es una campaña publicitaria, sino palabras sinceras de otros lectores, en serio.
He escuchado muy buenas críticas sobre Day, así que ya nos contarás ;)
Ayer por la mañana me senté en la butaca y no me pude levantar hasta que terminé el libro; nada de parque, ni de paseo playero, sólo reclusión hasta las dos de la tarde sin poder parar de leer. Es encantador, divertido, triste, y nada ñoño, que es lo que me imaginaba por título y señoras bibliotecarias. En fin, mil gracias por su entusiasmo al recomendarme tan suculenta patata.
Qeu buena entrada, que buen libro y que buena recomendación. Que pena que estos libros terminen escondidos en las estanterías de las librerías y no estén colocados más tiempo en la mesa de novedades...
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