Reconozco que tengo una mente viajera. En invierno viajaría a paisajes más nevados, en verano huiría al norte y, por estas fechas, me largaría a una villa toscana aunque, por lo general, lo que más visito son los Cerros de Úbeda.
Supongo que por eso me gustan los libros de viajes o los libros que te sumergen en un lugar, un tiempo, una sociedad... y, por lo mismo, acostumbro a revisar las mesas de novedades de antropología, viajes o historia.
A veces, algunas mesas de novedades literarias tienen el acierto de incluir entre sus filas algún que otro libro de difícil ubicación y de innegable interés literario para que lectores despistados se asomen a nuevas vocaciones.
Así descubrí Ochenta días de Matthew Goldman.
Dos damas victorianas que sólo hablaban inglés. Dos americanas de pro. Dos literatas.
Las guerras del opio, Joseph Pulitzer y los diarios de Nueva York, el avance imparable del ferrocarril y su conquista de los Estados Unidos, el Canal de Suez y el colonialismo británico, Julio Verne, el telegrama.
Como ya os imaginareis, no me pude resistir.
E hice bien.
Ochenta días es un libro sobre una carrera a contrarreloj alrededor del mundo, pero también es un resumen de ese mismo globo que circunvalan nuestras aguerridas reporteras.
En él leemos sobre cómo el ferrocarril puso de acuerdo a todo Estados Unidos para regirse por un sólo (bueno, dos) uso horario, sobre cómo el vapor acercó continentes, sobre como el cuarto poder desarrolló sus tentacularidades y su poder, sobre cómo las mujeres se las arreglaban para ir escalando posiciones tradicionalmente masculinas, sobre cómo los ingleses convirtieron el mundo en una provincia británica. Es decir, leemos sobre todo el siglo XIX con un interés y una amenidad maravillosas.
Elizabeth Bisland durante su vuelta al mundo. |
Pero ¿porqué si busco imágenes en Google de Elizabeth Bisland, me salen un montón de imágenes de su competidora, Nelly Bly y al revés no pasa?
Este libro va a ser una de las escasas oportunidades que vamos a tener de leer sobre Elizabeth Bisland, personaje que desconocía por completo pero que ahora noto cercana. Conocerla y acompañarla por esos mundos ha sido un auténtico placer.
(Aquí podéis leer su experiencia de primera mano, que redactó en el libro In Seven Stages: A Flying Trip Around the World.)
El famoso conjunto elegido por Nelly Bly para circunvalar el globo. |
Porque, si una de las dos protagonistas se convirtió en un personaje todo lo mediático que permitía el momento, esa fue Nelly Bly: se copió su vestido, se hicieron juegos de mesa y memorabilia de lo más variado, todo Estados Unidos siguió su viaje y, a efectos, prácticos, se convirtió en la única viajera de la competición.
A la una se le ocurrió la idea del viaje, la otra se lo encontró una buena mañana.
Una llevaba una única bolsa de mano, la otra arrastró un considerable equipaje a lo ancho del globo.
A una la respaldaba una gran campaña editorial dispuesta a estrujar la circunstancia en la medida de lo posible (y lo impensable), a la otra se la convocó in extremis y la respaldó una publicación que hizo lo que pudo.
Una, a pesar de los kilómetros recorridos, no abandonó su país natal, la otra hizo lo posible por descubrir nuevos mundos.
A una se la ha traducido al castellano (Diez días en un manicomio y La vuelta al mundo en 72 días, ambas en ediciones Buck) y a la otra, ni está ni se la espera.
La una se hizo rica y lo perdió todo. La otra fue feliz.
El contenido de la maleta de Bly. Ambos dibujos son de Wendy Mcnaughton. |
En una entrevista con la Pall Mall Gazette londinense, Julio Verne hablaba de Nelly Bly, a la que había conocido un mes antes: "Lo que nos cautivó a la señora Verne y a mí fue la extrema modestia de la joven" y dijo que era "lo más bonita que se pueda imaginar". En privado, su opinión era muy distinta:"Dios mío, qué vergüenza ver a una mujer tan inteligente maltratada así por la naturaleza. Flaca como un fósforo, ¡ni pecho ni trasero!". *
Profesional, muy profesional.
Profesional, muy profesional.
* Citado en Ochenta días, pag. 198.
Nelly Bly on line.
Nelly MacNaughton
Matthew Goodman; Ochenta días.
Madrid. Aguilar, 2013.
Traducción de Laura Vidal.
ISBN 978-84-03-01350-6
582 p.
4 comentarios:
A mí también me encanta viajar. Libro muy interesante, encima protagonizado por dos viajeras. No puedo pedir más.
Ya te puedes imaginar que tampoco he podido resistirme. Anglosajonas ellas y yo loca por viajar y por Verne, no podía hacer otra cosa ;)
Chicas, si os animáis a leerlo pasareis un muy buen rato.
¡Hola! Justo acabo de comenzar a leer este libro (llevo muy poquito, apenas el prólogo) y creo que lo descubrí de forma parecida a ti.
La historia de dos mujeres (¡periodistas, nada menos!) recorriendo el mundo por su cuenta en plena era Victoriana me resulta fascinante, así que estoy deseando leerlo entero.
Por cierto, muy interesantes los enlaces que has añadido; me los llevo bien guardaditos :-D.
¡Saluditos!
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