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sábado, 18 de julio de 2009

Anna K. Green: El caso Leavenworth ( Imágica Ediciones )




El verano es tiempo de novela enigma. Desde bien pequeña, las ediciones dobles de Agatha Christie en tapa blanda y las aventuras de Sherlock Holmes han formado parte de mi imaginario vacacional: piscina, sandía y una novela de detectives.
Con los aniversarios de nacimiento y defunción de E.A. Poe que se celebran este año parece coincidir el retorno de el de Boston al lugar que merece como creador de Auguste Dupin, primer detective literario célebre (Los crímenes de la calle Morgue apareció por primera vez en 1841 ), convenientemente ataviado de excentricidad y talento. A Dupin se deben las características que han hecho inmortales a Holmes o a Poirot.
Pero con Poe no está todo explicado. El detective desvelador de misterios extravagantes e imposibles nace unos años más tarde: en Inglaterra, en 1868, de la mano de Wilkie Collins y su sargento Cuff ( La piedra lunar , donde ya aparece un “Watson” maravilloso que pone a Robinson Crusoe como compendio de la sabiduría humana ), en los estados Unidos, en 1978, con el libro que nos ocupa.
El caso Leavenworth propone un crimen de difícil resolución al que se enfrentarán el sagaz detective Ebenezer Gryce ( que, posteriormente también aparecerá en otros trabajos de Green como The Staircasecat Hearth’s Delight, de 1894, o The Circular Study, de 1900, acompañado de diversos socios que, a su vez, acabarían apareciendo en otras tantas novelas para regocijo del lector ) y el joven abogado Raymond, consiguiendo convertir a su autora, gracias a su fulminante éxito de ventas, en una importante autora de novelas de detectives a ambos lados del Atlántico.
En 1880, impresionado su trabajo, sir Arthur Conan Doyle pide una entrevista a la autora aprovechando una visita a América. Y es que el talento de Green para tratar el género se hizo evidente desde el primer momento.
La estructura de sus novelas cuenta ya con un encuadre moderno, enriquecido con sus amplios conocimientos sobre leyes y procedimientos policiales y judiciales que le permitieron componer escenarios, tramas y ritmos más cercanos ya al siglo XX que a sus contemporáneos.
Como en la mayor parte de su obra, en El caso Leavenworth Green presenta un proceso gradual de aparición de pruebas y pistas, que avanza en paralelo para detective y lector, colocando a éste a la altura del sabueso a lo largo del proceso de deducción que finalmente acabará por desvelar al culpable. La emoción está servida.
El caso Leavenworth comienza con un asesinato en extrañas circunstancias que deja a dos jóvenes – sobrinas del acaudalado difunto – en manos de su abogado y de la voluntad policial de resolver el caso. El testamento del finado, además, favorece por completo a una de las muchachas mientras olvida a la otra, aunque ambas se considerarán sospechosas conforme aparecen los indicios, desparecen criadas, se extravían cartas o se limpian revólveres. A partir de aquí, todo es proceso de investigación, jalonado con una serie de flashbacks ( que desarrollan, aquí si, auténticos melodramas victorianos ) que darán cuenta del perfil humano (tan imperfecto como impredecible ) de sus protagonistas. Por supuesto, el culpable es descubierto, juzgado y condenado… así que a la playa tranquilos.

A. K. Green

1 comentario:

Cristina dijo...

hMmmm... interesante, desde luego.