CAPÍTULO II: EN EL TEATRO
Varios tipos de paté, sopa, langostas dulces, pierna de cordero rellena de ostras y cebolla confitada, espárragos, buey estofado, cangrejo aliñado acompañado de huevos, pudin de alondra y pudin de manzana, todo regado con champán seco, oporto y café sucesivamente.
Tras una cena sencilla, las damas y los caballeros pasaron a la biblioteca donde las anécdotas fueron y vinieron entre carcajadas, libros y alguna pieza alegre interpretada al piano por Sir Julian.
Tras una cena sencilla, las damas y los caballeros pasaron a la biblioteca donde las anécdotas fueron y vinieron entre carcajadas, libros y alguna pieza alegre interpretada al piano por Sir Julian.
El Conde hizo un amago de retirarse temprano con la excusa de ir a cazar a la mañana siguiente que acabó en nada cuando su esposa comunicó risueñamente que al día siguiente partirían hacia la vecina ciudad d B…, donde podrían disfrutar durante un par de días tanto de las propiedades de sus aguas como de su animada vida cultural y social.
- Pero querida…- se quejó Sir Julian llevándose las manos a sus maltrechos riñones – si acabamos de llegar. Yo estoy completamente desencajado…
- ¡Vamos, vamos, gruñón!¡ Que lleva la tarde en la chaise longue!¡Ya sabemos que lo que le molesta es no poder fumar durante el trayecto! ¡Con lo que le gusta a usted B… y sus muchas distracciones! ¡La de gente que hay! ¡La de cosas que pasan!
- Que tendrá el cuerpo muy mal, pero una gran vida social – apuntilló la Marquesa d’Inef.
Pronto, todos quedaron contagiados de la alegría del Vizconde de Curie. Tanto, que hasta el Conde acabó postergando su partida de caza y uniéndose a la visita a B… , abriendo a sus invitados las puertas de su casa allí.
Varias notas les esperaban en la bandeja de las tarjetas: Lady Roberta se excusaba por no poder abandonar sus quehaceres en la ciudad y Lady Christinne les comunicaba que esperaba la visita de sus padres, por lo que sentía mucho no poder reunirse con ellos. La decepción de Sir Edward ante la ausencia de Lady Roberta ( propietaria de una de las mayores librerías de L… ) pasó pronto ante la perspectiva de acudir, aquella misma noche, al teatro.
El Gran Teatro de B… era más un deslumbrante marco para los acaudalados visitantes del balneario que un auténtico hogar para las artes. Los únicos requisitos para que una compañía pudiese presentar allí sus producciones consistían en dorado, dorado y más dorado con el que rodear toda una serie de actores y actrices reconocidos internacionalmente, única y exclusivamente, por su belleza. Aún así y aunque el texto no fuese más que una escusa para el lucimiento a ambos lados del telón, el edificio se había construído siguiendo las más recientes contribuciones a los campos de la representación. El propio Conde, mucho más aficionado a las características técnicas de las bambalinas que a cuanto aconteciese tras o ante ellas, había patrocinado y supervisado personalmente el muy moderno y sorprendente diseño acústico del teatro. El Conde se sentía muy orgulloso de sus características y sus resultados, tal y como pudieron comprobar durante toda la velada sus muy educados – y poco interesados- invitados. Afortunadamente, el maravilloso esfuerzo del Conde conseguía hacer llegar cuanto ocurría en escena con claridad meridiana a todos los rincones del teatro de la misma manera que conseguía acallar los comentarios y las chanzas surgidas de los palcos más irreverentes… como el del propio Conde.
La camarilla disfrutó de la selección de fragmentos de óperas famosas que tubo a bien representarse aquella noche ante sus ojos y a pesar de sus oídos.
- Mi querido Conde – resumió tan acertadamente como siempre Lady Robinson – ya me perdonareis si os digo que no debísteis tomaros tantas molestias.
Y “La Reina de la Noche”, entonada más que desacertadamente por Madame d’ Abutrí y el Vizconde Raoul, los acompañó escandalosamente por entre la nieve, las luces y los felices visitantes que cubrían las aceras de la bella ciudad de B…
4 comentarios:
Y ante este despliegue de talento... ¿qué cuento escribo yo? ¿eh? ¡¿qué?!
¡Me encanta! Vaya regalazo de Navidad con que nos obsequias.
Ese Conde seguro que tiene muchos ases ocultos en su manga...
Bravo!bravo!bravo!
Y se lo digo sin dejar de tocar el piano.
Publicar un comentario